Ya se hacen más de 2 años desde que no escribía en este diario baratón al que en ocasiones llamo blog. Tengo un millón de cosas nuevas, más de 730 días de prácticamente no tener que escribir. Aprendí a vivir con el recurso psicológico de soportar. Así que no es común que algo quiera ocupar mi atención lo suficiente como para querer escribirlo.
Mis impulsos cambiaron. Disperso la entropía de forma mucho mas diferente ahora. Recibo cantidades enormes de información y toda la paso a tratar con mas eficacia durante el verano. El otoño no pasa sin fallas y el invierno es de las cosas que mas disfruto cuando se da el lujo de pasar por mi casa. Pero la primavera... Es mi peor enemiga, tormento de dios y reconforte de demonios. Y me parece que al final de todo yo termine siendo un ángel, una hoja seca que va con rumbo de colisión al fuego forestal del desamparo.
Y ahora, siendo que la depresión y la tristeza (Más la segunda que la primera) coronan esta aventura que fue el querer cruzar el continente y que termine cruzando el país.
No soy un cuenta cuentos, ni tengo alma de poeta. Mi vida tampoco es una telenovela ni quiero pensar que en algún momento tendré que vivir de las cosas que me hacen sufrir.
Es extraño cuando tienes mas caos del que puedes soportar.
¿Cuál es la diferencia entre la cruda moral y la psicológica? si en ambas uno quiere morir y dejar de sufrir por las tribulaciones del mundo y las realidades que dejamos e hicimos pasar a otros.
La vida es un blues triste que se toca en una cantina asquerosa para animar el ambiente de los que están embriagados por la realidad, y dejaron de jugar con su imaginación para ser dominados por ella.
Así termina otro proceso mental, y así es como se alocan mis neuronas cuando necesito cambiar.
Así termina otro proceso mental, y así es como se alocan mis neuronas cuando necesito cambiar.