29 octubre 2011

Del fantasma

Quisiera ser fantasma. ¿Para qué, se preguntaran? Bueno, me gustaría pasearme entre los vivos a manera de escalofríos y malos presentimientos, llenar de temores sus almas cuando susurre palabras de cariño al oído de las señoritas bonitas.
Para sentarme en mecedoras viejas como yo, embriagadas de oscuridad y convencerlas de mecerme con ellas, a modo de humor espectral entre la mirada nostálgica de mis nietos.

Para que nadie me reclame al vagar por callejones y parques fríos y trémulos a altísimas horas de la madrugada.
Quisiera ser fantasma para vivir melancólico y dolido sin poder suicidarme, reír a carcajadas en el silencio de las bibliotecas por la noche, eternamente retener las sonrisas de quien mire a través de mis éteres vacíos.

Pero sobre todo, quisiera ser fantasma para ser el frió de tu habitación. Acariciarte por sobre las sabanas sin dejar de flotar a través de tus ojos. Mirarte sinceramente desde una esquina polvorienta, olvidada de ti. Y contarte entre sueños que los bichos saben cuanto te quiero, y lo mucho que te abrazaría si estuviera vivo.
Para no sentir el frió, ser el frió

2 comentarios:

  1. Que escalofriantemente lindo... Interesantemente tétrico, ya quisiera hacer yo todas esas cosas y sentir el frío que me adormeciera... Pero acaso la soledad es más fría la del fantasma?

    ResponderEliminar
  2. sin palabras.. me encanto, me dieron ganas de ser un fantasma (:
    un abrazo pequeño fantasma

    ResponderEliminar