Estoy llorando. Y no... no es de alegría.
Diario me autocondeno con una frustraciones constante, de no poder complacerme al complaceros. De comportarme, de aguantarme y diario tratar de hacerme el fuerte. No lo soporto. Como una paloma muerta pudriéndose en la banqueta. Y aunque quisiera desahogarme en silencio, siempre termino quebrándome en publico, cuando menos oportuno se vuelve el asunto. Soy un nostálgico publico. Exhibicionista de mis lágrimas. Y lo detesto.
Enserio, que a veces hay días donde no puedo ni conmigo mismo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario