
Sin embargo cada vez mas intensa era la necesidad de husmeo, y en una sola ocasion se atrevió, mientras sus pies le llevaban, a cometer la obscenidad de asomarse por una ventana al interior de la vida de otras personas.
Una luz ámbar le dio en el rostro, mientras alcanzaba a distinguir a una niña, alegremente saltando en la alfombra, por el tibio aire hogareño del interior de los corazones de una madre que la veía con agrado desde su sillón, abrazada de un padre que intentaba poner orden al atentado contra su posición familiar.
Sus pies lo regresaron al suelo fuera de la escena. Ellos 3 estaban completamente abstraídos de la escena a unos metros de ellos: una masa de harapos y carne temblorosa que apresuradamente intentaba llegar a su refugio. Pero... algo había de alegre en esa escena. Como buen vagabundo, no se detuvo. Mas bien, guardo el momento dentro de si, para recordarse que aun hay gente que no solo sobrevive, gente que vive. Y si bien no están completamente ajenos al profundo agujero de irrealidad que parece nuestra realidad, si se dan un tiempo para que no les importe mucho...
No hay comentarios:
Publicar un comentario